Hablar del Holocausto no es fácil, ¿Qué sientes al hacerlo delante de tanta gente?
Intento no plantearme que está la gente. Yo creo que el oficio de actuar es como para la gente, pero sin la gente. A partir de ahí intentar incorporar como sería esa vivencia. Manuel Martín Cuenca, el director de la función dice: “Yo creo que actuar es, ¿Cómo sería Antonio de la Torre si fuera Maurice Rossel?”
Este hombre, Maurice Rossel, nació en los años 20 y en los años 40 se vió en un conflicto para el que seguramente no estaba preparado ni moral, ni intelectual, ni buenamente. Al final nos pasa a todos, independientemente de las vivencias que tengas, te vas construyendo un relato de lo que has hecho. Normalmente tendemos a pasar por encima de los grandes errores que cometemos porque vivir con la culpa es muy difícil y es probable que a este personaje le pase esto.
¿Cuál es el papel de la memoria? ¿Por qué crees que nos autoengañamos de esa manera?
Supervivencia. En todos los países, los ganadores te hacen el relato. A partir de ahí, todo el relato que arma una sociedad, lo arma en función de eso. Yo creo que las sociedades más sanas hacen revisión. Pero vivimos en unos momentos en los que es tan fácil mentir, tan difícil encontrar la verdad, tan fácil meter sloganes. Contar una milonga es muy fácil, difícil es desmontarla. El gran reto ahora es encontrar la información y armarse éticamente para este maremágnum de datos.
¿Cómo es transmitir con tu personaje ese momento en el que reconoces tu implicación en este hecho?
Justo ese es el concepto de la obra. La sensación que da es que él no tiene consciencia y, de hecho, la idea, que es muy interesante, de cualquier función o de cualquier relato, es que te vayas transformando a medida que va avanzando la obra. Actuar es como la vida, tienes que ir abierto a todo y a ver qué te pasa.
¿Qué destacarías de la visión que tiene tu personaje sobre este hecho?
Que a su vez, la verdad es muy difícil, que en el fondo Maurice Rossel es uno de los nuestros. A mi lo que más me ha llamado de esta función, con todos los libros que he leído y todo lo que he estudiado, es que el horror del holocausto es posible porque millones de personas normales como tú y como yo miraron a otro lado. La indiferencia es la que provoca estos grandes desastres.