CUADERNO DE ARTISTA. Momentos 2017-2019

Presentación del poemario Cuaderno de Artista. Momentos, de Quinita Fogué

 

HORARIO:

Martes, 19 de diciembre, a las 19.00 h.

Duración: 90 minutos.
Todos los públicos.

Lugar: HALL TEATRO PRINCIPAL

ENTRADA LIBRE HASTA COMPLETAR AFORO

 

PR – EDICIONES

Presentación del poemario Cuaderno de Artista, Momentos, de Quinita Fogué

¿Qué sería tu vida sin papeles ni pluma? Es uno de los muchos pensamientos, reflexiones y sentimientos que Quinita Fogué nos ofrece en este libro, con portada diseñada por Paco Rallo. La curiosidad, la necesidad de conocer, es una semilla que empieza a germinar en su infancia, y como no lo conocía, imaginaba el mundo asomada a su ventana, llenos sus ojos de mares de cereal bajo un cielo intenso, convirtiendo a la niña en una mujer viajera y creativa. Su trabajo diario es una renovación, una purificación, en vez de agotarle, le carga de energía positiva, como fundamento imprescindible en su actividad artística, porque Quinita Fogué no concibe su vida sin volcar sus vivencias y recuerdos en la pintura.

La Luna, que ha presidido nuestras noches durante milenios, es la principal protagonista de estas creaciones de Quinita Fogué, es testigo de todo lo acontecido y a veces impulsora, a través del influjo que ejerce sobre la tierra, el mar y los hombres.

Este libro contiene momentos pintados y escritos de Quinita Fogué, realizados en su mayoría de 2017 a 2019. Eligió desde un momento muy temprano su manera de expresión, la plástica, a la que ha ido añadiendo con el tiempo sus pensamientos escritos, consiguiendo una comunión íntima entre ambos cuando realiza sus obras. Fogué, que ha tratado todas formas de expresión artística, es con el óleo con la que más se identifica. También, en este caso, sobre papel, soporte con el que le es muy grato trabajar, y no se queda ahí, a estas obritas les confiere mayor viveza incorporando bolígrafo, lápiz, o convirtiéndolas en collage. Son trabajos ofrecen detalles muy expresionistas en la forma y en el trazo, pinceladas grandes, veladuras, garabateados y raspados. Los elementos cobran vida, las raíces parecen animales que escarban la tierra. Hallamos surrealistas perspectivas, como aquella en la que el cielo parece romper a un pueblo por el centro, invadirlo.

La artista es una mujer fuerte, luchadora, con objetivos y convicciones claros, sólidos; no obstante, en este libro, nos encontramos con instantes personales de desaliento, donde las fuerzas flaquean, con tono amargo, unas veces con rabia no contenida, otras, recordando tiempos pasados con melancolía. Nos habla de amores y desamores, vida y muerte, pena y soledad, de almas y pensamientos oscuros, negros; de soles, de lunas, podríamos decir que  García Lorca inspira estas obras, que por otro lado son enigmáticas, misteriosas, de ambiguo significado. También encontramos sus preocupaciones, sus denuncias anteriores. La tierra, sus raíces, el abandono rural; Quinita Fogué ama su tierra, de donde salió buscando su vocación, siempre presente en sus obras y a donde siempre vuelve. ¿Qué hace un maletín en un árido campo bajo dos soles que acentúan la sequedad? Está en relación con su instalación Nómadas del Viento, que posteriormente se convirtió en Nómadas del Destino, maletas y paquetes dirigidos a diversas partes del mundo, donde encontrábamos sus ganas de vivir, de viajar, de relacionarse.

Unas manos lorquianas parecen flotar, acariciar, con un críptico si o o o y las palabras IGUALES, otro tema trabajado en su instalación Peldaño a Peldaño, escalera por la que ascienden zapatos de hombres y de mujeres; y debajo una maleta, simbolizando la igualdad y la libertad. Sus personajes, masculinos y femeninos, caras y animales diversos, muchas veces imposibles, los encontramos por todas partes, a menudo escondidos y los vamos descubriendo según profundizamos; partes de unos van dando forma a otros, en ocasiones divertidos, con flores en sus bocas; otras serios, apesadumbrados, durmiendo o descansando bajo el sol, a veces semejan gusanos saliendo erguidos de la tierra.

Los colores siguen siendo fuertes y alegres: naranjas, amarillos, tierras, azules, carmín, blancos, inusualmente algún verde. La artista acostumbra a incorporar telas, cintas e hilos a sus composiciones de mayor tamaño, aquí parecen estar representadas en las líneas realizadas a lápiz y en lo que semejan cintas que forman las raíces, cintas que unen diversos astros, que rodean figuras o unen personajes.

Como en otras ocasiones que ha hecho con los títulos de sus cuadros, en que nos advertía o nos aconsejaba, aquí lo hace con sus reflexiones: Abraza tus sueños. Mastica tu vida. Duerme, duerme ausente del tiempo. Encontramos frases que nos llevan a reflexionar a la manera goyesca de los grabados: Qué herencia les dejamos No hay ahí quien mire. Hallamos profusión de símbolos, reloj como alegoría de la vida y la muerte, círculos sin principio ni fin; ventanas donde se asomaba de niña para contemplar el valle del Jiloca, abiertas al mundo como exploradora incansable que es. Y las lunas: llenas, decrecientes, rojas…, que marcan los ritmos vitales y nos atraen.

La memoria se activa a través del color, del sabor, y en especial del olor; cada aroma nos trae recuerdos de momentos, de situaciones, de vivencias. Fogué nos representa como espirales que parecen tener movimiento, con sus característicos círculos perfilados en el centro, haciendo con ellos una evocación de la cotidianidad de la vida en Bañón, de su infancia.

En estas páginas la artista nos muestra su personalidad más íntima, se sincera, y sin tapujos, nos abre su alma a través de su pintura y de sus recuerdos: pasiones, tiempos felices, amores fingidos, penas, ausencias, sueños… Para la autora el arte es un imperativo, su razón de vida, donde vuelca sus pesares y preocupaciones, algo que le despeja los negros nubarrones y que le devuelve un cielo intenso de azul vibrante como el de su infancia, como el de su Bañón.

                                                                    Mª Pilar Sancet Bueno

                                                                    Doctora en Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza

 

 

Quinita Fogué

Bañón (Teruel), 1944. Artista autodidacta y versátil que comienza desde muy joven a aplicar diversas técnicas. En la década de los 60 monta su estudio, iniciándose en el esmalte, el grabado y la escultura; es en esa década cuando se forma con Miguel de Vega, continuando en la década siguiente con Mª Pilar Castellano. Desde 1985 se dedica de lleno a la pintura, y en 1994 se introduce en el Grabado a través del grupo Salamandra. A lo largo de diferentes etapas ha experimentado con diversas formas de expresión y disciplinas, así como con diversos materiales y soportes, ofreciendo en todos los casos a sus creaciones, la suma de lo vivido y las sensaciones recogidas en viajes y experiencias de vida. Ha realizado más de cincuenta exposiciones individuales, presentando sus obras, además de en Zaragoza, Huesca y Teruel, en Monreal del Campo, Madrid, Barcelona, Albarracín, Soria, Valladolid, Logroño, Pamplona, Jaca, Tarragona, Gerona o Ávila.
También ha participando en numerosas exposiciones colectivas con obras en ciudades como Zaragoza, Huesca y Teruel, además de Barcelona, Madrid, Lisboa, Cuenca, Perpignan y Bages (Francia), Wingfield (Reino Unido), Marrakech (Marruecos), Terme y Carrara (Italia), Nueva York, San Juan (Puerto Rico), Veruela, Alagón, Mallorca o Ibiza.
Cuenta con obra permanente en museos y colecciones de Zaragoza, Huesca, Teruel, Monreal del Campo (Teruel), Larrés (Huesca), Allariz (Orense), Albarracín (Teruel), Barcelona, Madrid, Ávila, Logroño, Tarragona o Valladolid.



Quinita Fogué o lo sensual
La primera vez que leí los versos de la artista inmediatamente pensé que estaban llenos de sensualidad. No en las acepciones a las que estamos acostumbrados -que también- sino en la primera que nos da el DRAE: Perteneciente o relativo a las sensaciones de los sentidos. Esto es lo que destila esta colección de poemas: sensualidad pura. La poesía de Quinita Fogué alude a los cinco sentidos.
Leyendo estos poemas podemos oler. Olemos la tierra mojada y el ardiente rastrojo. Olemos la espuma del mar y el rocío helado, también la piel húmeda y la sábana vacía. Podemos ver; esto es fácil, porque ya nos lo ha mostrado en sus pinturas. Vemos los colores que impregnan sus vida, el azul del cielo infinito o del agua. También vemos el atardecer turolense anaranjado, el amarillo trigo o todos los tonos de las flores, además del blanco y el negro del no recuerdo.
En su obra está el tacto muy presente; nos habla de caricias no dadas, de bailes, de abrazos, de cuerpos... Aquí se encuentran más presentes las dos últimas definiciones de lo sensual. Leyendo sus poemas podemos vernos a nosotros mismos enredados furtivamente en una habitación desconocida, en un bosque, a la orilla del río bajo el Sol o la Luna, tan presentes en su obra.
Incluso somos capaces de saborear el polvo del camino, el vino amargo o la sal de la piel. Vienen a nuestras papilas sabores que ni siquiera describe, pero que están siempre presentes: el pan, el mar, la lluvia. Pero sobre todo oímos. Oímos crujidos, risas y llantos. Oímos gritos, muchos gritos ahogados, porque estos poemas son un grito. Están escritos como un grito de tinta mudo y claro. Es el grito de una mujer atrapada en una existencia, que, en realidad, no es la suya; y en un tiempo que tampoco lo es. Tiene un retrogusto que nos hace entrever a una mujer rabiosamente viva a la que la vida no le ha dejado vivir.
Como tantas mujeres, sobre todo de su generación, Quinita Fogué siguió su guion vital, lo que se esperaba de ella. Sin embargo detrás de esa carcasa de perfección social habita una mujer profundamente libre y moderna que no se ha permitido -o no le han permitido- vivir la vida que ella hubiera querido. Y esa rebeldía que nos la ha ido dejando ver en su obra artística, ahora queda manifestada en esta colección de poemas.
Este es un viaje por una vida que ha sido y por la que no han podido ser. Un viaje por sus lugares -Bañón, Zaragoza, el Mediterráneo-, por los viajes que ha sido y por todos los que no. Un viaje hacia otra historia, un universo paralelo en el que no pudo vivir. Todo un viaje por los sentidos, por lo sensual.
Cristina Marín Chaves
Petróloga. Experta en Ciencias del Patrimonio.





PRESENTAN

Quinita Fogué  (autora y pintora)

Javier Vázquez  (escritor y periodista)

Mª Pilar Sancet  (Dra. en Historia del Arte)

Cristina Marín  (Petróloga. Experta en patrimonio)

 

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