El actor cordobés llega al Teatro Principal con ‘Camino al Zoo’, una obra que remueve, agita, rompe y pone en jaque al espectador.

Las elecciones de Fernando Tejero han marcado su carrera, las mismas que esta semana le llevan ‘Camino al zoo’, en el Teatro Principal de Zaragoza. Entre rodaje y rodaje, encuentra espacio para dedicarle a otra de sus grandes pasiones, el teatro.

Un arte tan especial como lo es este, requiere que Tejero estudie minuciosamente los papeles y obras que cada año se presentan sobre su mesa para descartar otras tantas que se ponen en su camino. Es selecto con ello porque, para él, no todo vale.

“Tiene que ser un reto interpretativo y me tiene que tocar. Tengo que sentir que quiero contar lo que cuenta el personaje o la obra, que de un mensaje que yo quiera transmitir”.

Un camino casi catártico

En esta ocasión, Fernando es Peter, un ejecutivo editorial que está casado con Ann (Mabel del Pozo), cuyo matrimonio está marcado por la incomunicación y la soledad.

“La función es dura, pero es un bálsamo maravilloso. Hay una parte que da miedo, porque a todos nos da miedo rascarnos según en qué lugar porque pueden salir heridas, y a veces curar esas heridas, cuesta”.

La obra aúna dos textos de Edward Albee: ‘The Zoo Story’ (1959) y ‘Homelife’ (2004), que, pese a su distancia tanto en el tiempo como en el discurso, encuentran muchos puntos en común para crear una historia que alberga un sentido, y que, al final, nos demuestra que no eran tan dispares. El propio autor dijo poco antes de morir que era casi obligado que ambos textos se representasen en un mismo proyecto.

Así lo ha hecho Tejero junto a Dani Muriel y Mabel del Pozo, bajo la dirección de Juan Carlos Rubio. “Al principio de los ensayos me tocó mucho. Era como ir cada día al psicólogo y removerte por dentro y soltar un lastre”. Aun así, confiesa que él ya venía “muy trabajado” en cuanto al autoconocimiento, porque hay que tener bien resueltas las taras del personaje para no juzgarlo. “Si lo juzgas, no lo puedes representar”.

Ante el auge de actores y actrices en el panorama nacional, Tejero incide en la importancia de estudiar, como para cualquier otra carrera. “No hay nada más hermoso que conocer nuestra historia del teatro, del cine.” Aunque admite que existe mucho intrusismo en su profesión, defiende firmemente la necesidad de aprender a proyectar la voz, a moverse, a estar “flojito” para transmitir como se espera de un actor.

Eso sí, insiste en que nunca hay que olvidarse del sentido común, quizá porque esa haya sido una de las constantes para alcanzar el éxito que lleva años acompañándole.