¿Qué se quiere transmitir con esta obra?

Lo que se quiere transmitir fundamentalmente es ritmo, sonrisas, comicidad, teatro y teatralidad. El espectador tiene oportunidad de ver teatro en esencia, sin artilugios. Digo ritmo y comicidad porque son los ingredientes básicos de lo que proponemos. Estamos haciendo una alta comedia con un formato de vodevil. Eso ya te hace ver que va a ser una comedia de entradas, salidas, de cambios, de mucha circulación fuera de la vista del espectador para poder ver todo lo que luego tienen que ver. Dentro de la importancia que tiene “Ser o no ser”, ya heredada de Ernst Lubitsch, es en un contexto de uno de los momentos críticos de la historia de Europa y del mundo en el siglo XX. A un creador como es Lubitsch se le ocurre hacer una farsa sobre la invasión de los nazis a Polonia. Y eso es lo que se transmite.

¿Cuál crees que es el momento más irónico de la obra?

No puedo desvelar nada, pero fundamentalmente tiene un segundo acto que es trepidante y que muchas veces tenemos que esperar a que el espectador pare de reír para poder continuar. Pero hay muchísimos momentos. Me parece que son quince o dieciséis cuadros que son quince o dieciséis situaciones totalmente distintas.

¿Cómo es eso de dirigirse a uno mismo?

Es difícil. Si me preguntas como actor, es un coñazo este director, no te deja en paz nunca.

¿En qué lado te sientes más cómodo?

Depende un poco del proyecto. Después de haber interpretado mucho, evidentemente para mi, dirigir tiene un motivo de excitación mayor que la interpretación.

¿Cómo ha sido plasmar esta historia y conseguir este ambiente en el teatro?

Ha sido una barbaridad, una locura. Ha ocupado mi cabeza y mi vida durante dos años y la verdad es que cada día que pasa estoy más feliz de haber asumido el riesgo de poder hacer esta comedia.

¿Cómo describirías a tu personaje?

Es un actor pagado de sí mismo. Es un enfermo de la vanidad escénica del primer acto. Todo lo contrario que yo, para dejarlo bien claro. Yo no soy así, pero me encanta interpretar a alguien que es así, porque los conozco muy bien.

¿Cómo crees que el público encaja esta obra en el momento actual en el que vivimos?

En el momento actual en el que estamos, esta obra tiene que estar encajada con los pies en la tierra, observen como un país invade a otro y las cosas que se dicen, se sienten y se ven. El peligro. Eso por un lado, y dentro de la propuesta que nosotros queremos hacerles, hay una manera de hacer teatro para que el espectador disfrute a través de su sonrisa, que es alta comedia. Y yo creo que, dentro de la alta comedia, este es uno de los títulos grandes, de los más grandes.

¿Cómo crees que va a reaccionar el público de Zaragoza?

El público de Zaragoza es seguramente uno de los que tiene menos pudor a reírse y a que le vean reír, así que vengan, porque van a tener la oportunidad de pasárselo bien durante dos horas.