La propuesta de éste Taller de 3º trata de niños y de memoria. Niños perdidos en algún desván de nuestro país (algunos huérfanos, otros abandonados o quitados a sus madres; desaparecidos en cárceles, trenes o en el Auxilio Social). Niños que a pesar del sufrimiento no han perdido la inocencia y las ganas de jugar, de transformarse. Estos niños son figuras teatrales que nos ofrecen una mirada del mundo adulto a través de la distorsión, pero también del humor.  A través de sus palabras, en apariencia inocentes, nos conectan con aquella realidad bárbara que vivieron. La dramaturgia de Laila Ripoll, al tratar estos temas, se vuelve grotesca, tragicómica, a veces oscura… la oscuridad del humor negro. La escena permite el juego de convergencia de planos: el pasado y el presente, los muertos y los vivos, lugares cercanos y lejanos. Todo ello nos va envolviendo en una especie de “realismo mágico”.
Este juego de transformación, de estar y no estar, es un magnífico ejercicio de teatralidad para el alumnado de una escuela de arte dramático. Escuela entendida como laboratorio de investigación sobre la técnica del actor, escuela como lugar colectivo de creación, de encuentros con nuestra historia: la de la humanidad.