Junto a la ópera italiana, la jota aragonesa se revela en apoyo fundamental de la incipiente democracia liberal decimonónica contra el oscurantismo de la última monarquía absolutista en Francia y la amenaza carlista en España, en una hibridación de géneros cultos y populares escenificada por toda Europa hasta la Primera Guerra Mundial.
Es así como la jota, aragonesa y liberal, toma el testigo de la jota, aragonesa y cosmopolita, desde la Siempre Heroica Zaragoza de los Sitios y la Cincomarzada a través de la trenzada peripecia vital de Florencio Lahoz, el organista de Alagón, Sebastián de Iradier y Pauline Viardot-García, a quienes se unen otros músicos españoles como Bretón, Sarasate o Falla. De este modo, en el contexto de la candidatura a Bien Inmaterial de la UNESCO, la jota aragonesa se convierte en embajadora del ideario liberal, anticipando el actual proyecto europeo de pluralidad.
«Este libro se revela así fundamental para conocer la historia de la jota aragonesa que es, en suma, la historia de Aragón y de España, pero también del mundo en el camino de la lucha por libertades y derechos que la democracia liberal emprendió en los albores del siglo XIX», apunta Carmelo Artiaga, mientras Miguel Ángel Yusta subraya que «constituye una valiosa aportación a los orígenes y expansión de la jota aragonesa a través de las personas y circunstancias que lo hicieron posible en el ámbito popular pero, especialmente, en el matiz sinfónico, lo que la hace universal y cosmopolita».
De “La jota aragonesa y liberal” se ha dicho: “personalmente, les confesaré que me ha encantado ese relato que se construye con cartas y reflexiones personales, porque es agradable, cómodo de leer y muy bien tramado hasta convertirse en la guía del discurso del libro” (Domingo Buesa, El periódico de Aragón); “excelente libro, lleno de documentos y anécdotas” (Ana Segura, La torre de Babel) “velada histórica para la jota aragonesa” (Javier Mateo Hidalgo, El Imparcial); “desfilan por las páginas de la autora una pléyade de artistas, como George Sand, Chopin, Zorrilla, Delacroix, Espronceda, Bretón, Sarasate o Falla como secundarios de lujo frente a los tres protagonistas del relato, Florencio Lahoz, músico aragonés afincado en Madrid y primer responsable de la difusión internacional de la jota, Sebastián Iradier, famoso compositor de habaneras y, por último, Pauline Viardot-García, primadonna internacional y hermana de la malograda Malibran…, tres figuras comprometidas con el ideario liberal del momento a través de la música” (Alberto Menjón, Educational Evidence).
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